viernes, 8 de abril de 2011

Marruecos. Nos vamos a la puerta de en frente.

Si, la puerta de enfrente, al vecino de enfrente, como gustes, en fin, al vecino de al lado. Que siempre quieres pasar a verle, pero como está al lado, siempre dices - bueno, ya iré! Corría el mes de Noviembre, yo llevaba 2 meses en España desde mi regreso de Groenlandia, y la verdad es que ya tenía ganas de las tan necesarias vacaciones de verdad con mi mujer. Donde vamos? La eterna pregunta, Marruecos? Ese año ZP nos tenía tan acojonados con la crisis, que el síndrome nos afectaba sobre manera. La verdad es que siempre nos ha afectado a Maru y a mí. Recuerdo apoteósicas discusiones por un euro con un taxista en la India, o en Nepal cuando en un templo me quise colar sin pagar, y el de la puerto me dijo: -…pero tío!!! Que eres occidental!!!. Bueno pues dicho y hecho, la Ryan nos prometía el oro y el moro, con sus billetes low cost y por un módico precio nos llevo vía aérea a la boca del lobo. Marrakech nos recibía con un bonito atardecer, que vimos a través de las cristaleras de la oficina de aduanas, recuerdo más de 2 horas para el trámite…mmmm que bien, welcome welcome!! Ya de noche y tras tomar el bus que baratito te deja en el centro, buscamos un hotel. Que cantidad de amigos nos había enviado Mohamed VI a recibirnos!!! -Por aquí por aquí!! – -Yo te llevo al hotel! No paraban de decirnos. Yo pensaba. - La ostia!! que listos son estos marroquíes si saben llevarme al hotel que yo todavía no he decidido? Los siguiente días pudimos disfruta de la hospitalidad de esta ciudad, del zoco a la plaza y de la plaza al zoco. Alguna visita, muchos paseos y muchos tes. De vez en cuando nos subíamos alguna terraza panorámica, no precisamente a ver el paisaje…mas bien a escondernos de los de abajo, que se habían propuesto vendernos hasta a su madre. Como nosotros, otros conejillos de lo mas variopintos, franceses, alemanes, ingleses, japoneses….en fin de to. Mirábamos para abajo con la mirada del que se sabe derrotado de antemano. Al día siguiente conseguimos escapar de las ordas, en autobús nos fuimos rumbo a la costa. Essauiara nos esperaba. Pueblo costero, muy muy turístico, pero realmente bonito. Estuvimos unos día de lo más relajado. ZP nos acompañaba. Entre té y té sacábamos la calculadora a pasear, 2 + 2 = 4 y me llevo una, ufff..., es un poco caro este té no? , 2 euros!!!. Un marroquí afincado en Madrid nos lo confirmó, Marruecos había subido una barbaridad. El consuelo era que ellos en los supermercados también pagaban estos abusos. Siguiente destino Imlil, en las montañas, queríamos subir al Toubkal, el hotel de Imlil también bastante carísimo. Al día siguiente comenzamos la subida hasta el refugio. Maru iba con un virus en la tripa, lo que no le permitía ir cómoda, después de una horas decidimos bajarnos, otra vez será. Esa misma tarde tomamos un taxi hasta Marrakech. Estábamos un poco cansados de tanta pelea, llevábamos más de 10 días y nos apetecía descansar, en el hotel donde nos alojamos vimos una excursión de 3 días que te enseñaban las cosas más importantes de la zona. Tras discutir con el de recepción porque queríamos factura de lo que habíamos contratado, ya teníamos una mala experiencia en un viaje de estos, y esta vez no queríamos que nos pasase lo mismo. Al día siguiente nos subimos al microbus con el resto de nuestros compañeros. La verdad es que fueron 3 días buenísimos, nuestro conductor era un tío muy majete y nuestro compañeros también. Lo pasamos muy bien y vimos muchísimas cosas. Es curioso, porque no nos explicamos como era posible que este viaje saliese muchísimo mas barato contratado con una agencia, que si lo hiciésemos por nuestra cuenta. Tocaba volver a casa, habían sido 20 días más o menos. En resumen, el vecino de enfrente no nos ha gustado tanto como nos habían contado. Bueno quizá hay que probar otra vez.